Bailes típicos de Mérida Jarana, Vaquería y Sones del Jaleo.

Francisco Castellanos J.
La jarana es el baile típico de la península de Yucatán. Dos golpes de timbal marcan el inicio del baile, inmediatamente el bastonero concerta las parejas a su arbitrio procurando que ninguna se quede sin participar, las forma en dos largas filas, frente a frente, una de hombres y otra de mujeres.
Cada pareja conserva su autonomía en el baile y su propio ámbito de dos metros aproximadamente, en el cual se entrecruzan y realizan todas las figuras que su habilidad les permita.
Existen dos formas métricas de este tipo de baile: La jarana 6 por 8 (en compás musical de 6/8), zapateada, nieta de los aires andaluces e hija de los sones mestizos, es de movimiento vivo marcado. La jarana 3 por 4, (en compás musical de 3/4) nacida posteriormente, es valseada y tiene el aire de la jota aragonesa de la que deriva, por ello su movimiento metronómico.
En el baile de la jarana predomina el hieratismo de las danzas aborígenes que influye en la verticalidad de las posturas de sus intérpretes, que en las partes valseadas se realizan giros mientras levantan los brazos en ángulo recto al estilo de los bailadores de jota y efectúan tranquidos con los dedos, reminiscencia de las castañuelas españolas.
Con esta sola excepción, el baile de la jarana se limita a las extremidades inferiores, particularidad que la distingue de la jota y del zapateado español; el tronco del bailador permanece erguido, al grado que se tiene a lujo danzar con un objeto en la cabeza sin que éste caiga, como el caso de las “galas” o de las “suertes”.
La Vaquería
La vaquería es una de las fiestas tradicionales más difundidas en Yucatán. Tiene su origen en la época colonial y se celebraban anualmente en honor al Patrón o Patrona de la hacienda o pueblo; fiesta que tardaba tres días y cuatro noches, o toda la semana, según nos cuenta el escritor costumbrista Santiago Pacheco Cruz en su interesante libro “Usos, Costumbres, Religión y Supersticiones de los Mayas”.
La vaquería, como casi todas las fiestas tradicionales yucatecas, es una combinación del culto religioso traído por los españoles y las creencias del pueblo maya.
Esta fiesta marcaba el tiempo de la hierra del ganado y se realizaba un convite en el que el hacendado invitaba a todos sus amigos para hacer gala de su riqueza.
Los Sones de Jaleo
El Toro Grande es una de las formas de mayor belleza entre nuestros bailables juzgando desde el punto de vista rítmico. Inigualables como remate en los bailes de vaquería son los sones de jaleo llenos de colorido que remedan el enfrentamiento del torero (el hombre) con el toro (la mujer).
Valiéndose del paliacate rojo que porta colgando por una de sus puntas la bolsa derecha del pantalón, el hombre lo toma como capote en el momento que suena la fanfarria, y conservando el ritmo de su zapateado, ejecuta la cita al toro (la mujer), quien embiste con gracia y elegancia tratando de derribar a su contrincante, ya sea con un golpe de hombro o de cadera, ya echándole una zancadilla.
Existen dos sones de jaleo: el Toro Grande y el Torito; ambos figuran en la “Miscelánea Yucateca” de José Jacinto Cuevas. El toro Grande es el más antiguo de los dos, Stephens lo menciona en su libro.
