Danzas folklóricas de Tlaxcala las camadas, moros y cristianos más color y tradición mexicana.

Francisco Castellanos J.
Fotos: especiales.
Por su parte, las camadas originarias de Totoloac, Yauhquemehcan, Santa Úrsula Zimatepec, Santa Anita Huiloac y San Esteban Tizatlán ofrecen la Danza de cuadrillas, derivada de los bailes de salón europeos de los siglos XVII y XVIII.
Es interpretada por parejas de hombres y mujeres, que forman figuras coreográficas de gran complejidad mientras desarrollan sin interrupción diversos números de género variable que suelen incluir minuetos, contradanzas y gavotas, con acompañamiento musical de un violín, un contrabajo y dos bajos sextos, aunque actualmente es más común una alineación de instrumentos de viento metal y tambora.
Los hombres llevan huaraches, pantalón y camisa blancos con coloridos adornos prehispánicos bordados a mano, un ceñidor rojo en la cintura, la cabeza cubierta con un paño blanco que cae sobre la espalda y un sombrero blanco coronado con un llamativo penacho de colores brillantes.
También llevan el rostro cubierto con la infaltable máscara de madera que tiene ojos de cristal y facciones europeas. Las mujeres visten falda acampanada a la rodilla, un ceñidor de color azul y blusa blanca de manta con coloridas grecas de estilo prehispánicos bordadas a mano en las mangas y en el cuello.
También llevan huaraches, se adornan con aretes y collares de playa y llevan el cabello trenzado con listones multicolores.
Danza de cuadrillas
Con origen en la tradición religiosa española se encuentra la Danza de moros y cristianos, en la que los participantes —distribuidos en dos grupos de 12 integrantes, denominados comparsas— visten ropajes y máscaras distintivos del bando al que pertenecen.
Cada participante lleva un machete en la mano derecha, y el jefe de cada comparsa lleva además en la mano izquierda el estandarte de su grupo.
Por supuesto, la danza ejemplifica un combate entre los moros (también llamados mahomas) y los cristianos, quienes terminan vencedores con la ayuda de una bandada de niños disfrazados de angelitos. Los nombres de los sones musicales que se interpretan durante esta danza se corresponden con la trama de la representación, por ejemplo La partida de la plaza, Las embajadas, La batalla o Lamentos, ente otros.
Danza de moros y cristianos
Originaria de Toluca de Guadalupe, poblado localizado en el municipio de Terrenate, la Danza de los cuchillos —también conocida como Danza del ahorcado— destaca por poseer una complejidad narrativa muy particular.
Llamados cuchilleros, los danzantes (entre 12 y 18 participantes, exclusivamente varones) usan camisas de colores llamativos, chaleco negro, una falda de satín adornada con listones de colores, medias de color carne y botines negros.
En la cabeza llevan un sombrero de palma adornado con flores de papel de china y se cubren el rosto con una máscara de cuero curtido pintada de algún color llamativo.
En los tobillos, como si fueran espolones, se colocan cuchillos que hacen sonar entre sí cuando —al ritmo de una sucesión ininterrumpida de sones interpretados con guitarra y violín— ejecutan los complicados pasos de su baile, que incluyen saltar la cuerda y realizar diversas suertes para demostrar su destreza al no lastimarse con los cuchillos.
Parte importante de esta danza son los charros, que van vestidos con camisa de color, chamarra de piel, sombrero charro, botas negras, una máscara pintada de color rosa con espesas cejas y bigote, un paliacate que les cubre la boca y un látigo en la mano derecha.
Antes de iniciar la danza, los charros se encargan de reunir a los participantes en el centro de la explanada, haciéndose discretamente a un lado cuando la guitarra y el violín inician el primer son. Una vez terminada la primera pieza, los cuchilleros siguen bailando mientras los charros, acompañados de otros comparsas caracterizados como el hacendado, el sacerdote, la viuda, el catrín, el médico, el diablo y la muerte, realizan números cómicos entre el público.
La música y la danza siguen, pero cuando los instrumentos empiezan a interpretar un son que llaman Las agonías, el diablo y la muerte se colocan uno a cada lado de la horca que se ha levantado en el centro de la plaza. Los charros empiezan a buscar entre los espectadores al hacendado, y cuando lo encuentran lo llevan hasta el patíbulo, donde se simulará su ahorcamiento entre el jolgorio de los demás participantes, quienes bailan con los cuchilleros un son que se llama El ahorcado.
