El Carretón de la Muerte.

Francisco Castellanos J.
Tiempo atrás, vivía en Matehuala, San Luis Potosí, una joven cuyo novio no era aceptado por sus padres.
La razón era que ya la habían comprometido con un hombre rico y mucho mayor que ella, que había pedido su mano en matrimonio. La pobre era reprendida especialmente por su madre, una mujer muy dura y estricta, que había hecho hasta lo imposible por separarla de su amado.
Cuando esta mujer murió y se fijó la fecha de la boda, la chica y su novio decidieron huir juntos del pueblo.
Escaparon de noche, buscando como salir de Matehuala cuando de pronto, un carretón se detuvo frente a ellos.
Los novios subieron deprisa, percatándose de que a bordo solo había una mujer con el rostro oculto tras un velo negro.
—¿Hacia dónde vamos? —preguntó el cochero.
—Usted siga buen hombre, que ya le voy indicando por donde —dijo el novio de la señorita.
No obstante, antes de que pudiera responder, la pasajera desconocida habló, con una voz inquietante, diciéndole que primero debían pasar por el panteón.
Cuando se iban aproximando al cementerio, la muchacha se atrevió a echarle un vistazo a la mujer, percatándose con sorpresa de que había desaparecido del asiento.
Miró por la ventana y vio que ya estaba entrando al camposanto. En ese momento volvió a escuchar su voz de ultratumba, que le hacía una aterradora advertencia:
—Tú jamás vas a casarte con nadie.
Y es que la mujer del carretón, no era otra que su difunta madre, que había vuelto desde el Más Allá para atormentarla.
Fue tanta la impresión del novio al verla, que se murió allí mismo y efectivamente, la pobre chica nunca se casó. Vivió el resto de su vida sola y atormentada por aquella noche de pesadilla.
Dicen que el Carretón de la Muerta sigue deambulando por Cárdenas, entre la medianoche y la madrugada.
