Guerrero: Historias de Terror, “La Aparecida”.

Francisco Castellanos J.
Continuamos con los relatos cortos de historias de terror de este bravío estado de la República Mexicana, con dos leyendas más, esperando sean de su agrado.
La Aparecida
Un joven se fue a vacacionar con sus amigos a la playa de Acapulco. Entraron a una discoteca y allí conoció a una guapa y alegre muchacha, con la que se entretuvo bailando toda la noche.
Cerca de la madrugada, debía retirarse al hotel con sus amistades, de modo que la chica le dejó su número de teléfono y su dirección para que volvieran a verse.
A la mañana siguiente, el muchacho regresó a la Ciudad de México, de donde era oriundo, pero no dejaba de pensar en ella. Intentó llamarla de vuelta a casa, pero nunca le contestó.
El verano siguiente regresó a Acapulco con su familia y decidió ir a ver a la jovencita.
Su casa estaba muy cerca de la playa. Una mujer de edad avanzada le abrió, sorprendiéndome con su visita.
—Aquí no vive ningún joven.
—¿Está segura? Nos conocimos el año pasado, era alta, morena, muy parlanchina…
—La única muchacha que vivía aquí era mi hija, que murió hace más de veinte años —la mujer miró con nostalgia un cuadro que colgaba en la pared—. Se ahogó en el mar.
Entonces, el joven palideció al ver la fotografía y darse cuenta de que la difunta, era la misma chica de la que se había enamorado.
La Boca del Diablo
En Taxco, cerca de la carretera que conduce hasta Iguala y a poca distancia del Puente Campuzano, existe un lugar que está maldito.
Se trata del pozo Meléndez, también conocido como Boca del Diablo, debido a que parece un sótano sin fin. Nadie ha logrado determinar cuán vasta es su profundidad y todo lo que en él ha caído, no ha sido devuelto nunca a la superficie.
Hubo una vez en la que el cuerpo de bomberos de la localidad tuvo que acudir para buscar el cadáver de una persona, que después de haber sido asesinada, fue arrojado al pozo.
Desplegaron cuerdas y escaleras de cientos de metros de longitud, pero nunca lograron llegar al fondo. La misión se dio por perdida.
De la misma manera, las compañías mineras que han intentado penetrar en la grieta se han encontrado con un viaje sin final. Lo único que han logrado determinar, es que debe haber un río subterráneo.
La gente cuenta que en la época de la revolución, un regimiento entero de jinetes desapareció en la fosa, con todo y caballos.
Quienes vivían en la localidad nunca llegaron a notar los hedores que debían desprender sus cadáveres en descomposición, aunque sí que llegaron a escuchar, varias noches después, el eco de gemidos, gritos y lamentos que provenían desde algún punto lejano del interior.
Ya desde tiempos antiguos, la Boca del Diablo gozaba de una fama siniestra.
Piratas, salteadores y criminales, la usaban para hacer desaparecer a las víctimas de sus atracos.
En la actualidad lamentablemente, se cree que sigue siendo un lugar idóneo para que la gente de la delincuencia organizada se deshaga de sus enemigos. Numerosos asesinatos y hechos violentos han acontecido en torno a él.
Algunos dicen que el diablo habita en las profundidades y que de tanto en tanto, se alimenta de los cuerpos que son arrojados desde la superficie.
