Francisco Castellanos J.
Colima, Col. Las tradiciones y costumbres de Colima son el resultado de la mezcla de las culturas aborígenes, españolas, africanas y filipinas. La amalgama entre estos mundos inició en la época colonial.
Los españoles aportaron elementos como las corridas de toros y las charreadas (rodeos), los africanos trajeron las mojigangas (que son títeres de gran tamaño) e influenciaron los bailes de la zona y los filipinos difundieron el empleo del coco en la gastronomía de Colima.
La influencia aborigen se observa en las danzas, en la artesanía y en la gastronomía. Muchas tradiciones religiosas muestran el sincretismo entre las creencias católicas y las creencias aborígenes. Un ejemplo de esto es el festival de los Chayacates.
Aunque otros dicen que “La danza de los moros y cristianos” es de origen español y fue introducida en el territorio mexicano durante la conquista.
Esto se hizo con el objeto de colonizar a los nativos a través del imperialismo cultural. Asimismo, la danza era una forma de transmitir el cristianismo, puesto que se expresa que fue el poder de Dios lo que ayudó a los españoles a expulsar a los moros.
Este baile narra la historia de la invasión árabe en España y de cómo los españoles recuperaron el territorio de su país después de siglos de luchas.
Los eventos narrados en la danza comienzan en el siglo VIII y terminan en el siglo XV con la expulsión de los moros.
De origen africano son muchas voces del habla popular, como “guango” y “candingo”, y los gigantes o “mojigangos” que hoy conocemos como típicos de Villa de Álvarez.
Desde el Oriente, con los esclavos filipinos o indios chinos nos llegó la cultura del coco.
Entre las danzas más practicadas en la actualidad se cuentan las de “conquista”, llamada también “de la Virgen de Guadalupe”, de “capotes” o de “malinches”, así como las de “apaches”.
Ambos son de origen colonial y estrechamente relacionadas con las de “moros y cristianos” y “matachines”, respectivamente. De mayor sabor indígena son las de “sonajera india” y “morenos”.
Mención aparte merecen las pastorelas; Colima ha conservado su práctica dentro de un estilo muy tradicional.
Se representan coloquios que fueron escritos en el siglo XVI como el de “La adoración de los Reyes”; pero también existe una producción constante que renueva los diálogos o relatos característicos de esta forma de teatro popular.
Música
La forma más tradicional de música popular es el mariachi “de arpa”, que aún es posible escuchar en las ferias y fiestas populares, como la de El Señor de la Expiración en Lo de Villa.
En Suchitlán y Villa de Álvarez las procesiones son acompañadas con música de chirimía; y la mayoría de las danzas se acompañan con pito de carrizo y tambor, según Colima Travel.
