Leyendas de Mexico

LA NIÑA ARAÑA DEL PANTEÓN: LA TRADICIÓN ORAL DA EL SALTO A INTERNET

La leyenda de La niña araña tiene cierto arraigo en el folclore de la ciudad de Guanajuato, y hay quien la asocia al Panteón Municipal de Santa Paula, que está en la ciudad. 

Como enseguida veremos, otras personas sitúan en el Panteón de las Flores de la ciudad de Salamanca, que se encuentra a sesenta y seis kilómetros de la capital Guanajuato, a la mujer fantasmal que pide a un taxista que la lleve hasta su morada.

Entre las metamorfosis más sorprendentes de las versiones ambientadas en la ciudad de Guanajuato está la que la ha llevado a ser la materia de un video, bastante pobre y rudimentario, que con una solemne voz de fondo y unas lúgubres imágenes en colores sombríos, se puede ver en internet desde el año 2018. 

El que haya en YouTube un video sobre La mujer araña de Guanajuato debemos considerarlo un fenómeno seguramente notable, porque es de suponer que el video estará actuando ahora como motor centrifugador de versiones que se estarán difundiendo, a su vez, en la tradición oral de la ciudad. 

El neofolclore de internet tiene una gran capacidad para la intromisión en la cadena de la tradición, y es seguro que este video está funcionando ya dentro de ella.

No es una influencia de ningún modo ejemplar ni positiva: quien lo vea en la pantalla apreciará que la extensión, riqueza y calidad en general de la versión del video son muy inferiores a las que nos regaló de su propia voz don Luis Marín. 

Y en general a las que pueden obtenerse directamente de la voz de muchos narradores tradicionales o “de oído”, aunque no estén tan cualificados como don Luis. 

Es muy destacable que en la versión del video (y en todas las demás, salvo la de don Luis) falte toda la segunda sección, la de la visita del familiar fantasma de la niña al taxista, previa a su muerte.

Transcribo literalmente el discurso que pronuncia la voz que habla en el video:

Un taxista trabajaba una noche fría. Cuando al pasar por la calle de Tepetapa, pudo observar la silueta de una pequeña niña de diez años totalmente sola. El taxista, extrañado, se detuvo junto a ella después de que le hizo la parada.

La pequeña subió al vehículo, y le pidió llevarla a casa con sus padres por el panteón de Santa Paula. Ahí le dijo al taxista que sus padres pagarían el pasaje, a lo que accedió el hombre con ciertas dudas y miedos.

Al llegar el taxista, y al no ver ya a la pequeña, se fijó por el espejo retrovisor y buscó la imagen de la niña con la intención de saber a qué casa se metía a esas horas.

Fue ahí, cuando vio, como la pequeña silueta de la niña trepaba la pared del panteón, emulando los movimientos de una araña. De pronto, la niña volteó totalmente la cabeza y miró fijamente al taxista con unos ojos que se habían tornado rojos.

Luego brincó la pared hacia el panteón.

El conductor del taxi nunca se imaginó que aquella noche sería la última que viviría. Pues el taxista murió de un infarto fulminante, no sin antes alcanzar a narrar lo que había ocurrido a su base.

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