La Rivera Del Lago Festeja Noche De Muertos.

En este mundomatraca, de morir nadie se escapa. Y es en Michoacán donde los ritos en torno a la muerte son más coloridos, sobre todo en las regiones de Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Janitizio, Jarácuaro, Ihuatzio y Tzurumútaro.
Con la velación de los “angelitos” en la localidad de Santa Fe de la Lagua y pueblos rivereños del Lágo de Pätzcuaro dieron inicio ayer las celebraciones de la Noche de Muertos en Michoacán, que este año contará con más de mil 100 elementos de seguridad que están encargados de vigilar la zona lacustre de la entidad, donde se concentran los pueblos indígenas con las tradiciones de mayor arraigo para estos días.
La velación de los angelitos tiene lugar en los cementerios y casas, en honor a quienes murieron cuando eran niños o quienes fallecieron sin haberse casado. Esta ceremonia se efectúa principalmente al amanecer del 1 de noviembre, aunque en Tzintzuntzan el rito inicia el 31 de octubre.
Aquí, desde ayer las familias hirvieron las ollas de atole y café, enfriaron las cervezas y se acercaron con alimentos a las tumbas de sus seres queridos. Anoche ya sonaban las bandas de viento en los panteones y hombres, mujeres y niños bailaban al pie de las tumbas.
Los familiares y amigos de los difuntos bailan y los recuerdan, dicen, como si hubiera sido ayer cuando aún los tenían en vida. Este municipio está situado en la ribera del lago de Pátzcuaro. En sus camposantos y viviendas se mezclan diferente aromas que atraen a las ánimas, pero también a miles de turistas del país y del extranjero.
El olor de las flores de cempasúchil, el del incienso, el humo de las veladoras, la leña, así como el aroma de la preparación de la cocina tradicional que se ofrenda a los muertos son un distintivo de este pueblo indígena en esta celebración.
En Santa Fe de La Laguna,en lo más íntimo del hogar, los angelitos se reencuentran con sus seres amados en la víspera de la noche de ánimas en uno de los pueblos que salvaguardan con recelo esta tradición purépecha.
Imponentes altares le dan la bienvenida a quienes dejaron el plano terrenal este 2021. El pueblo entero se reúne para orar y recordar a sus difuntos. Los cuetes al cielo anuncian el inicio de esta travesía de los angelitos. Santa Fe de la Laguna este año despidió a más personas debido a la contingencia sanitaria. Los habitantes comparten que en un solo día 10 enfermos por COVID-19 perdieron la vida.
Así, aunque la contingencia le ha dado un vuelco a la vida de pueblos enteros, es una comunidad que salvaguarda su tradición, y no sólo lo hacen respetando sus costumbres, sino también atendiendo los protocolos básicos como el uso de cubrebocas.
La madrugada del primero de noviembre es especial para este pueblo. Consideran que hasta el mediodía de hoy lunes sus seres queridos regresan a casa, con los suyos, y degustan los alimentos que en vida disfrutaban. Con pirekuas (canciones)los reciben. Se cree que después de la muerte, hay otra vida.
A pesar de que intentan evitar que se instale el tradicional Halloween, son decenas de niños pidiendo “calaverita” los que recorren las calles de este pueblo fundado por Tata Vasco de Quiroga, a quien también le rinden homenaje en su plaza principal, pues también lo consideran un angelito.
Con veladoras alumbran el camino de sus seres queridos para el reencuentro. A pesar de que es un pueblo con normas muy estrictas, cada vez es más común ver a jóvenes por las calles ingiriendo bebidas alcohólicas. Eso sí, mañana en ningún momento tienen permitido hacerlo, y quien se atreva, podría ser sancionado.
La noche de este domingo en Santa Fe de la Laguna también es velado el cuerpo de un difunto. Según la cosmovisión tarasca, su alma aún no llega al inframundo, por lo tanto, tendrán que esperar hasta el próximo año para rendirle el homenaje acostumbrado a quienes han fallecido.
Martín Valdemar Campos Alcántar, historiador de profesión y habitante de esta comunidad, nos comparte que la fiesta de ánimas es característica de la ribera del Lago de Pátzcuaro, pero en donde se conmemora intacta es en Santa Fe de la Laguna, que comienza desde este 31 de octubre con la llegada de los angelitos.
“Los angelitos tienen permiso de regresar con sus familias hasta el mediodía de este primero de noviembre. Después vienen los adultos, la gente que estuvo casada y se les espera desde el mediodía del primero de noviembre hasta el último minuto del 2 de noviembre. A estas personas se les esperan por tener un año de difunto”.
Los elementos de esta festividad son la flor de cempasúchil, el copal, las velas, la fruta, y los padrinos del difunto se encargan de traer la cuelga, misma que consta de figuras de azúcar, pan y fruta. Esta se cuelga en el pequeño monumento y cruz del difunto.
Se le reza el rosario y este primero de noviembre -a los angelitos- se le truenan cuetes. Si es un adulto solamente se le llama por medio del copal. Otro elemento distintivo son los arcos, pues se cree que son las puertas que ellos atraviesan para reencontrarse con sus seres queridos. Así, con mucho respeto, el pueblo venera a sus seres queridos. Se desviven en ofrendas y en hacerlos sentir nuevamente como en casa.
