¡Sones y Bailables tradicionales de Jalisco!

Francisco Castellanos J.
Seguimos por el recorrido musical de Jalisco son sones y sus “jarabes”; la historia del mariachi y otros sones.
Jarabe tapatío
El mariachi: bastión de la identidad mexicana y de la música de Jalisco. Sones y jarabes son interpretados por una agrupación musical que se ha convertido en sinónimo de México ante el mundo: el mariachi.
La música de Jalisco no podría concebirse sin este conjunto. El origen de la palabra también es incierto.
Existe documentación escasa, fragmentaria y dispersa (hay quien afirma que la palabra proviene del francés mariage, otros dicen que es una mezcolanza de náhuatl, español y latín “María ce son” con que daba inicio un canto en honor de la Virgen María, y hasta se habla de que en realidad es un vocablo derivado del maya mariachi, que significa algo así como “los que tienen mi mismo espíritu”.
En cuanto a su procedencia, hay quien dice que el mariachi es originario de Cocula, Jalisco.
Aunque es una suposición provocada por una canción que interpreta Jorge Negrete en la película ¡Ay Jalisco, no te rajes! (1941).
En ella, con desafiante gallo de pelea a un lado, proclama que “De Cocula es el mariachi” sin tener un fundamento concreto, como el hecho de que en rancherías de Santiago Ixcuintla, Nayarit, aparece lo que se cree es la referencia más antigua al mariachi).
Jorge Negrete
Lo cierto es que las agrupaciones de mariachi se subdividen en dos grupos principales. El primero es el mariachi tradicional compuesto por violines, guitarra de golpe, vihuela, arpa, guitarrón y, a veces, tambora.
Y, el segundo, es el mariachi popular que consta de violines, jaranas, guitarras, guitarrón y trompetas) que han cambiado de atuendo y de alineación instrumental (agregando flautas, saxofones, clarinetes, acordeón y hasta teclados eléctricos, con lo que podemos encontrar agrupaciones con hasta más de 20 integrantes) de acuerdo al gusto de la época. Gracias a la industrias disquera, radiofónica y cinematográfica, los mariachis han consolidado internacionalmente al charro como ejemplo icónico de la más pura mexicanidad.
Fusión de la cosmogonía indígena
La música de Jalisco posee ritmos tradicionales que fusionan la cosmogonía de los pueblos indígenas con las creencias traídas del Viejo Mundo.
Ahí tenemos, por mencionar solo un par de ejemplos, la Danza de la palma, que se interpreta durante las celebraciones religiosas en Zapopan.
Su nombre proviene del abanico de plumas que los danzantes mueven al ritmo de la música interpretada con sonajas y violín.
Y la Danza de los sonajeros, originaria del municipio de Tuxpan, que se interpreta en las celebraciones dedicadas a San Juan Bautista. Su nombre proviene de las sonajas (bastones con piedritas en su interior o paños con ruedas de hojalata cosidas) que los danzantes agitan durante todo el baile.
