Francisco Castellanos J.
Tzacapu, Mich., Tranquila y atractiva, con patos danzando sobre las aparentes quietas aguas, este manto acuífero guarda misterios desde sus profundas entrañas.
Ahí, por la 5 de mayo, por la Melchor Ocampo, por la Riva Palacio, por el lado del ojo de agua –en la zona del rastro municipal colindante con la Zarcita– o por la Angostura, cuentan que se escucha un lamento trágico.
Pero, ¿por qué afirman que sólo hombres han sucumbido en esa área de miles de metros cuadrados? ¿Algunos que ha sido difícil encontrar en lo inmediato cuando se sumergen en las profundidades?
Dice la leyenda que en este lugar se tejió una historia de amor y tragedia. Una hermosa doncella, del entonces reino purémbe, se enamoró de un príncipe de un imperio cercano.
El hombre todos los días visitaba a su amada, pero un día, sus deberes de príncipe la alejaron de ella y dejó de verla. Y así pasaron los días.
La doncella no soportó la ausencia y, pese a los consejos de su madre, se dirigió a la laguna en busca de su príncipe. Abordó una canoa y, sin importar los riesgos, se adentró en las aguas. Su inexperiencia provocó que volcara la embarcación y murió ahogada.
Los relatos dan cuenta que todos los días, a las 12 de la noche, la doncella emerge de la laguna buscando a su amado, pero al no hallarlo, se lleva al hombre que se encuentra, seduciéndolo con su belleza.
Y si no logra su cometido, camina hasta la plaza Morelos para atrapar a algún ingenuo que sucumbe a su encanto. Hace que la siga, entran a las aguas y el enamorado perece ahogado.
Además, cuentan que cada Semana Santa ahí se ahoga más de una persona, sólo hombres, por eso existe la creencia de que la laguna es una mujer.
QUÉ HACER EN ZACAPU
Esta ciudad posee otras riquezas históricas, turísticas y míticas, como la de la ciudad purépecha perdida, atrás del cerro de La Crucita, allá por la piedrera; la barranca del Reventón u otra leyenda que también tiene lugar en la laguna, como lo es la campana de oro hundida.
Otros lugares imperdibles de visitar son La Zarcita que, aunque sus estanques ya no lucen repletos de agua, la zona es idónea para la convivencia y para ejercitarse.
