Leyendas de Mexico

Leyendas de terror del estado de Nayarit, México.

Foto/Texto Francisco Castellanos

Francisco Castellanos J.

Todos los estados de México son conocidos por sus tenebrosas historias, muchas de las cuales se tienen por verdaderas. El estado de Nayarit, situado en la costa, no se queda atrás. Y es que aquí han ocurrido cosas que podrían helarse la sangre a cualquiera.

La siguiente leyenda data de 1841 y ocurrió en Buenavista, Nayarit. José María Castaños era un empresario de origen español, que compró un terreno y edificó en el mismo una gran fábrica de textiles, idéntica a una que había visitado en Bélgica.

Ahí contrató a muchos obreros humildes de sus alrededores, a los que explotaba sin compasión.

Lamentablemente, en aquella época los trabajadores no gozaban de ningún derecho, por lo cual sus patrones les pagaban una miseria a cambio de horas de trabajo extenuante.

Un día, cansados de tanta miseria, los hombres organizaron una huelga y se rebelaron contra Don Chema. Pero él, teniendo a las autoridades de su lado y muchísima influencia, pudo hacer que arrestaran a los líderes de la revuelta, quienes fueron torturados de la manera más vil.

Después los ejecutaron, colgándolos enfrente de la fábrica. Cuando sus compañeros vieron sus cuerpos inertes se llenaron de terror.

El lugar siguió funcionando como de costumbre; habría de pasar mucho tiempo antes de que las cosas cambiaran para los obreros.

Hoy en día, corre el rumor de que quien visita la fábrica de noche, puede escuchar los gritos, el llanto y el sufrimiento de aquellas personas masacradas, e incluso ver la sombra de sus cuerpos, colgando de los árboles.

El padre decapitado

Hay una iglesia en la plaza de San Santiago Apóstol, dentro del municipio nayarita de Ixtlán del Río. En ella aparece un sacerdote sin cabeza.

Nadie sabe quién era o porque la perdió, pero todos están seguros de su existencia gracias a una escalofriante anécdota.

Un señor de nombre Elías y otro conocido como el Doctor Coronado, eran muy asiduos a cantar con el coro del templo. Cierta noche, al terminar un ensayo, se quedaron hablando sobre la leyenda del padre decapitado, burlándose de aquellos que creían en tales patrañas.

Las bromas subieron de tono cuando se les ocurrió subirse el cuello de sus abrigos, de tal manera que este les ocultara las cabezas, para salir a asustar a las personas que pasaban frente al lugar.

Hasta que una noche los espantados fueron ellos.

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