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¡Pumas a la final de Concachampions!; tras de 17 años: Los auriazules resistieron ante Cruz Azul y se enfrentaran a Seattle Sunders.

Pumas logró su pase a la final luego de 17 años, de maldición, al empatar a cero goles en el Estadio Azteca ante la Máquina Celeste de la Cruz Azul.

El gol que tanto necesitaba la Máquina, nunca llegó al estadio Azteca. 

La voltereta que soñó por varios días quedó muy lejana a hacerse realidad. La delantera cementera fue incapaz de anotar y ni con un hombre más por 40 minutos pudieron lograrlo. 

Pumas resistió a base de garra, el VAR le dio vida a La Máquina, pero el marcador nunca se movió. Eso fue lo único injusto de la noche. 0-0 final.

Un pase a la antesala de la gloria se puso en juego. No había opción de equivocaciones y ningún club se guardó nada. Entre un ambiente de auténtico clásico, Cruz Azul expuso su propuesta de encontrar un gol lo más pronto posible. 

Pumas le puso garra, no quiso dejarle las cosas tan fáciles a los celestes y también presionaron. Juan Dinenno no tardó en inquietar. El argentino avisó que una vez más quería marcarle a su cliente favorito en México.

La intensidad fue a tope, digna de una semifinal. El balón cruzó de un lado a otro. Mientras Ignacio Rivero falló un mano a mano frente a Talavera, Sebastián Jurado salvaba a los celestes con una gran atajada a disparo de Diogo, que aprovechó las facilidades que le dio Aldrete.

Iván Morales pudo abrir el marcador, Antuna le cedió un balón perfecto, pero el chileno la mandó por encima y falló de forma increíble.

La polémica no faltó. Una posible mano de Corozo no fue marcada; los felinos movieron las redes, Leo López venció a Jurado, pero un fuera de lugar apretado ahogó el grito.

En el complemento hubo poca claridad. El tiempo no se detuvo. A Cruz Azul cada vez se le vio más nervioso, el gol no llegaba. Santiago Giménez tardó tres minutos en marcar diferencia y estuvo a punto de concretar, sin embargo, el Palermo Ortiz lo derribó a escasos metros del área. El árbitro no dudó y expulsó al central.

A pesar de tener un hombre más, La Máquina sufrió. Aldrete detuvo a Diogo y el penalti parecía inminente, pero el VAR dijo que no. Eso le dio vida a los celestes, pero ya nada pudieron hacer.

Tuvieron que pasar 17 años para que Pumas volviera a instalarse en una final de Concacaf. 

La ventaja mínima obtenida en Ciudad Universitaria y un juego defensivo casi perfecto en el estadio Azteca, conseguido a base de garra como fiel característica del conjunto universitario, lo hicieron posible. 

El técnico Andrés Lillini no ocultó su emoción y aceptó que lo que algún día fue la institución en sus mejores años gloriosos, hoy se vuelven a respirar en el Pedregal.

“Me hacen feliz a mi, no renuncian a ninguna adversidad. La casta se saca, lo primero que siento es un orgullo inexplicable y un agradecimiento infinito por lo que hacen”. 

“Ellos deciden en el campo, volvimos a recuperar lo que era Pumas y eso me tiene muy feliz”, expresó en conferencia. 

“Las sensaciones son de privilegio, estos jugadores me hacen cada vez más competitivo. Tuvimos las ocasiones para ganar, no nos metimos atrás, la gente no me lo habría perdonado. Fue una noche redonda, nos sostuvimos por la defensa”, añadió con emoción.

Los felinos le han tomado la medida a La Máquina. En fases finales han salido adelante sobre ella, sin embargo, el técnico fue respetuoso y no se consideró como el ‘coco’ cementero.

 “No creo que sea así. Sólo son partidos, rivales, le tengo un gran respeto. Nos ha tocado ganar las series definitivas, Cruz Azul nos puso en muchos problemas. Yo aprecio mucho a su entrenador, Pumas es un equipo grande, se enfrentó a otro grande y ganamos. Hemos ganado el pase a la final, lo más importante es lo que viene, no lo podemos desperdiciar”, admitió.

Juan Reynoso no aceptó el fracaso ante Pumas; lamentó todo por la afición

La afición de Cruz Azul confío en su equipo, se hizo presente en el Coloso de Santa Úrsula con una ilusión inmensa por una remontada, pero salió con un sentimiento amargo. El técnico Juan Reynoso admitió que ahora están en deuda con ella.

“Es una pena enorme con esa gente que vino, que apoyó, que nunca bajó los brazos, porque siempre nos apoyó, eso se agradece y hace que lo que venga, como hablamos después del partido, tenga que ser pagar esa deuda, de ahí en más seguir hablando no corresponde, esto es de hechos, creo que también la gente percibió que los muchachos dieron un muy buen esfuerzo y que no alcanzó”, expresó el timonel, con un tono lleno de desazón.

El director técnico no quiso calificar la eliminación celeste como un fracaso.

“El adjetivo lo dicen ustedes, nosotros en nuestro análisis y en nuestra crítica pondremos palabras más o menos. No esperábamos este resultado, está claro, pero de ahí en más, se animan a dar esa palabra y bueno, es su opinión y es respetable”, aceptó

Para Reynoso, La Máquina fue superior en tres de los cuatro tiempos de semifinales, sin embargo, los felinos marcaron dos y ellos sólo uno.

“No tuvimos la contundencia que ellos tuvieron, ellos hicieron los goles, creo que así se resume, aquí al responsable soy yo y como siempre, asumo mi gran parte de culpa”, aclaró.

 En el otro encuentro en USA en la liga MSL; ¡No hubo sorpresa ni remontada! Tal y como y se esperaba, Seattle Sounders empató 1-1 a New York City FC en el Red Bull Arena de Harrison, New Jersey, resultado que le bastó, con un global de 4-2, para clasificar a la gran final de la Liga de Campeones de la Concacaf, donde se medirá a los Pumas.

No hay ninguna duda que el planteamiento de los dos equipos fue dictado desde el comienzo por el 3-1 de la ida en favor de los de Brian Schmetzer.

El campeón de la MLS estaba obligado a remontar y salió con todo en busca del primer gol que le acercara a su objetivo, pero lo hizo con más ímpetu que fútbol, con más ganas que orden.

El deseo de ir hacía adelante les hizo cometer errores y faltas con rudeza innecesaria como la de Valentín Castellanos sobre Cristian Roldán en el arranque del cotejo y por la que fue amonestado cuando todos los integrantes de Seattle Sounders pedían la expulsión del ariete argentino.

Los neoryorquinos trataban de reagruparse en ataque, pero las intentonas de Talles Magno, Thiago Andrade, quien de forma increíble perdonó el primero a los 12, y del mismo “Taty” Castellanos, acababan en eso, simples acercamientos.

Y el Sounders, acostumbrado a jugar estas instancias y con mayor experiencia internacionale, supo capitalizar la primera clara que tuvo para ponerle un candado a la llave y ahogar las esperanzas rivales.

Al minuto 27 una enorme jugada colectiva por la banda izquierda acabó en la apertura del marcador. Luego de ganar la línea de fondo y ante una floja marca de la defensa celeste, Nouhou Tolo envió un rezago brutal, que Jordan Morris, sabiendo que Raúl Ruidíaz estaba mejor posicionado para definir, dejó pasar el balón y el peruano de primera y con la derecha puso el 1-0 en el duelo.

Esa anotación ponía todo cuesta arriba para New York City FC, que vio como su valla era vencida cuando mejor jugaba, cuando más cerca estaba de irse al frente, pero el artillero peruano les tiró un balde de agua fría para ponerle freno a sus intensiones.

Y si dos goles le daban la posibilidad de manejar los tiempos a su antojo, tres le dieron más alas a los de Schmetzer, que antes del descanso generaron más peligro en el arco de Sean Johnson.

El tándem de ataque conformado por Ruidíaz, Morris, Nicolás Lodeiro y Albert Rusnák por poco liquidaba la serie de no ser por una estupenda atajada del guardameta Johnson ante un zurdazo de Ruidíaz que llevaba veneno en su trayectoria.

Y si algo ha caracterizado al New York City FC de Ronny Deila, es que nunca deja de luchar, que no se rinde aunque todos piensen que ya no tiene vida.

En la segunda parte, los citizens salieron con todo en busca de obrar el milagro. Y rápidamente pusieron los nervios de punta a Seattle Sounders. Los primeros cinco minutos del complemento fueron frenéticos ya que en menos de un minuto Talles Magno y Santiago Rodríguez estrellaron el balón en el vertical derecho del arco de Stefan Frei.

Ya merecía mejor suerte en el juego y en la misma serie el New York City FC, que encontró un merecido premio a los 51 minutos. Thiago Andrade ganó la línea de fondo, puso el pase de la muerte y cuando todos pensábamos que Valentín Castellanos definía, el argentino hizo una finta que dejó a Santiago Rodríguez listo para anotar y poner el 1-1 en el electrónico, 4-2 en el acumulado.

|La afición local despertó y empujó a su equipo a ir por más, algo que en la cancha se vio reflejado. El duelo se volvió intento, de ida y vuelta y en medio de la locura, quien emergió como la gran figura del encuentro fue el guardameta de Seattle Sounders, Stefan Frei.

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